La educación integral es un modelo de enseñanza que tiene como característica la integración de habilidades sociales, intelectuales, profesionales y humanas en el aprendizaje de los alumnos. A través de este proceso educativo los estudiantes entran en contacto con un entorno dinámico de aprendizaje grupal, en el cual se promueve la toma de decisiones conscientes, la introspección personal, el autodescubrimiento y el respeto por las diferencias y culturas individuales. 

La educación integral otorga las herramientas necesarias para que los niños tengan la mejor formación, ya que no sólo es importante desarrollar el aspecto cognitivo sino también el área emocional y las habilidades físicas.  

Los conocimientos se adquieren mejor por medio de la práctica y es a través de la educación integral que es posible desarrollar y fomentar las habilidades específicas de una persona, desde un enfoque que lo haga entrar en contacto con su entorno. Este modelo educativo es la retroalimentación que hay entre el alumno y su contexto. 

Otra de las bases de la educación integral es el intercambio constante con otra persona. La comunicación que cada individuo entabla con otro, en donde cada uno expone sus ideas sobre su entorno, es lo que va construyendo y reforzando el conocimiento. 

La formación integral permite al alumno conectar los diversos ámbitos de su contexto, por lo que sabrá  conducirse de forma que pueda crear vínculos sanos y constructivos que afirmen su inteligencia emocional. 

Formación completa

La educación integral desarrolla la conducta, la voluntad y el conocimiento para que el alumno cuente con las herramientas que le permitan acceder al conocimiento sobre sí mismo y sobre lo que lo rodea. Es entonces, el principal objetivo crear individuos de libre pensamiento, autocríticos que busquen siempre hacer algo mejor de su entorno. 

Una escuela integral buscará desarrollar en sus alumnos las siguientes habilidades: 

• Habilidades académicas: todos los conocimientos teóricos y prácticos que ayudarán al alumno en formación a desenvolverse en su vida escolar y posteriormente en el contexto laboral. Todo conocimiento se forjará de acuerdo al nivel educativo en el que se encuentre, con canales de comunicación y comprensión plenamente desarrollados. 
• Habilidades físicas: la incursión en deportes no sólo beneficia a que los alumnos puedan desarrollarse físicamente de una manera óptima, también les brinda las bases de la sana convivencia, superación y competitividad positiva. Enfocar la competitividad hacia la propia superación beneficia a los adultos del mañana, que buscarán siempre mejorar sus resultados previos en cualquier otro ámbito. 
• Habilidades sociales: expresar sus punto de vista, intercambiar opiniones y aceptar las posibles diferencias, trabajar en equipo para solucionar problemas, identificar situaciones de discriminación y promover la inclusión es parte de su crecimiento integral. Fomentar las relaciones basadas en confianza y vínculos positivos aseguran el desarrollo social de los alumnos.
• Habilidades emocionales: tener la capacidad de poder reconocer la relación entre el pensamiento y las emociones, identificar causas y efectos en la toma de decisiones. Valorar su potencial y tener empatía por las emociones de quienes le rodean, es parte de un desarrollo positivo e integral. 

Para conseguir el desarrollo integral de un alumno la clave se encuentra en escucharlo, lo que trazará el camino más adecuado para proporcionarle conocimiento. Así mismo, contar con entornos propicios para el aprendizaje en donde pueda explorar y descubrir sus habilidades. 

Por último, la educación es un proceso de formación cultural, social y sobre todo personal que se encuentra sujeta a los cambios en el contexto. Dicho proceso se cimienta en una concepción integral del individuo, y es la razón primordial por la que toda propuesta educativa debe tener un enfoque integral.