Sin duda, las interacciones en la sociedad se han transformado de maneras insospechadas. Hace poco más de una década empezó la transformación digital y con ella la aparición de las redes sociales, las que han pasado de ser un espacio para el ocio a una completa carta de presentación: contienen una biografía más o menos detallada de nuestra vida, llegando incluso a convertirse en un recurso para darnos a conocer en el ámbito laboral.
Esta forma de interactuar se ha vuelto parte naturalizada de nuestra convivencia, así como una puerta de acceso al mundo. No obstante, su uso aún es accesible sin importar la edad del usuario, por lo que es importante tener cuidado con el tipo de contenido que consumen y comparten nuestros hijos.
Actualmente, la mayoría de los adolescentes que usan habitualmente el Internet están registrados en algún tipo de red social. Uno de los principales riesgos ligados a esto es que comparten contenidos o información sobre sus vidas de manera irresponsable, lo cual puede ocasionar enormes peligros para su integridad tanto virtual como real.
Es bastante común que como padres pensemos que nuestros hijos aún no están preparados para discutir ciertos temas, sin embargo, es imperativo encontrar las estrategias para advertirlos de manera honesta de las posibles consecuencias de compartir su información online. Algunos de los puntos que se deben tratar son:
Hablar abiertamente de estos temas es necesario para que nuestros hijos nos tengan confianza, especialmente cuando se sientan vulnerables, y tomen mejores decisiones sobre su persona.
Como padres, existen algunas estrategias que podemos implementar para garantizar la seguridad de los jóvenes del hogar cuando están en línea.
Es un importante paso para los padres. Lo cierto es que las redes sociales tienen distintos fines y maneras de permitir la interacción entre usuarios, por lo que es necesario tomarnos el tiempo para verificar cómo funciona cada una de ellas, cuáles son las que más utilizan nuestros hijos, y qué tipo de contenido se comparte.
Esto es de vital importancia para la salud mental y emocional de los adolescentes. No es un secreto que las redes sociales permiten crear vidas y personalidades falsas, lo que en ocasiones puede llevar a que nuestros hijos se comparen con otros, causandoles ansiedad y frustración. Hablarlo con ellos evitará que esta experiencia deje una enorme huella en su autoestima.
Si bien, no vamos a supervisar cada movimiento de nuestros hijos, es importante incentivarlos a hacer uso de la configuración de seguridad. Las redes sociales y hasta los navegadores ponen a su disposición medidas que les permiten tener mayor control de su contenido en línea. Mediante filtros les es posible controlar el público para el que una foto o publicación será visible, así como autorizar o no la recepción de solicitudes de amistad y mensajes privados.
Es necesario para mantenerlos a salvo. Específicamente ahora, donde la comunicación virtual se ha convertido en una parte esencial del proceso de socialización de los más jóvenes, es indispensable entender el impacto que puede tener directamente sobre estos. Enterarse acerca de las distintas tendencias que hay en Internet y de lo que implica puede ser la mejor herramienta para evitar que nuestros hijos pongan en riesgo su integridad física y moral.
Aunado a lo anterior, es importante tener conocimiento de quiénes son sus amigos o conocidos. Los adolescentes buscan pertenencia social, por lo que son fácilmente influenciables por sus círculos más cercanos. Identificar a sus amistades, y cuáles son aquellas que tienen conductas peligrosas, como subir fotos comprometedoras o hablar con gente desconocida, nos ayudará a estar más al pendiente de sus acciones.
La mayoría de los internautas sabe que una vez que algo es publicado en la red, el usuario pierde total control sobre este y cómo sea usado por otras personas, por tanto, conversar sobre las implicaciones que puede llegar a tener la publicación de un contenido, como el acoso o el chantaje, es especialmente importante para mantenerlos a salvo.