Más de 12 millones de alumnos en 186 países se encuentran tomando clases desde su hogar, teniendo como profesores auxiliares a sus padres y empleando en su totalidad las herramientas tecnológicas para mantener un excelente ritmo de aprendizaje.
Esta contingencia nos ha puesto a prueba a todos en todos los aspectos de nuestra vida. Y aunado a los cambios en la manera en que laboramos, en cómo se realiza el supermercado y el pago de servicios básicos del hogar los padres de familia también se han convertido en el brazo derecho de los docentes; consiguiendo que el puente ya existente entre cada uno para guiar la educación de los alumnos se haga más sólido y estrecho.
En esta ocasión queremos compartir contigo precisamente eso, lo que hemos notado acerca de la adaptación y motivación en estos meses de confinamiento y trabajo virtual.
Al principio de esta travesía, muchos padres de familia tenían la incógnita acerca de qué tan efectivo sería el proceso de aprendizaje en línea. Y con el paso de los meses, nuestra comunidad de padres y alumnos se ha encontrado con excelentes resultados.
Y es que diversos estudios han demostrado que el aprendizaje en línea es muy eficaz, en promedio los alumnos retienen entre un 25 y un 60% más de la información en comparación con las clases presenciales. Esto gracias a que al tener las clases grabadas pueden volver a consultar los tópicos vistos, pausar o retroceder las veces que necesiten hasta tener claro el tema.
Además, pueden consultar un sinfín de libros y blogs en los que la información se presenta de diversas maneras. Es decir, ¡aprenden a su propio ritmo!
Claro, esto es válido para alumnos de ciertas edades. Los niños de preescolar y primeros años de primaria requieren de un entorno más estructurado debido a que se distraen con mucha más facilidad. Esto último, ha hecho que los padres de familia se conviertan en profesores auxiliares, no sólo para vigilar que los pequeños no se levanten en las horas de videollamada con los docentes, sino para aprender, junto con sus hijos, a emplear las herramientas tecnológicas en las que tareas y proyectos se llevan a cabo.
Como padres, ha sido un reto compaginar las tareas del hogar y del trabajo con el supervisar los deberes escolares de los niños. Si bien, antes apoyaban a sus hijos con las tareas que se realizaban en casa, ahora se han encontrado con que son soporte técnico, asistentes de producción sosteniendo cartulinas ante la cámara de la computadora, editores de ensayos cuando les surgen dudas a los incipientes escritores de preparatoria y claro, pupilos de Picasso cuando los peques de preescolar hacen una nueva obra maestra.
Barco que nos hace posible seguir esforzándonos en conjunto, decorando los espacios de trabajo para que los más pequeños de casa se sientan motivados a sentarse en sus escritorios y como institución a impulsar a nuestros profesores a seguir dando lo mejor de sí mismos.
Los padres de familia que tienen la oportunidad de desarrollarse profesionalmente desde casa, se han hallado con el reto de la lentitud que a veces presenta el internet; sobre todo, cuando son más de 4 personas utilizando la red.
Además de lo anterior, se dan a la tarea de construir áreas de trabajo aisladas en distintos puntos de la casa para que cada quien pueda realizar sus actividades sin perjudicar a los otros.
Las instituciones académicas nos esmeramos en sostener, y reforzar, el vínculo para el aprendizaje, para que no sea un año escolar en el que los estudiantes vean su formación interrumpida.
Como muchas situaciones que se nos presentan en lo cotidiano, esta contingencia nos ha retado a salir de lo que ya conocíamos. Y así como nos ha dado muchos dolores de cabeza, también ha traído beneficios para la educación a distancia, motivándonos a seguir propagando conocimiento y esperanza en un futuro mejor.